Griesheim es una zona rural del centro de Alemania, y planeaba utilizar el calor residual de una planta de biogás para abastecer a granjas dispersas, alejadas del pueblo. La eficacia en distancias tan largas era un reto crucial.
En Griesheim, el calor residual de la planta de biogás se utiliza para abastecer a 9 granjas alejadas del pueblo, y muy alejadas entre sí. Este proyecto fue subvencionado por el condado de Hesse para potenciar el uso de energías limpias y sostenibles.